Hola a todos, abandono por un momento mi aventura periodística y regreso al blog porque tengo algo especial que contar ( además no quiero que la fama me cambie, quiero seguir siendo yo 🙂 , así que vuelvo a mis esencias.
El caso es que el otro día sobrevolé el mar de dunas de Ubari. Fue en un C-130 Hércules, igualito a los que volaba en aquellos tiempos en que me dedicaba a saltar de los aviones y arrastraba todos los vicios de la juventud ( salía de juerga, me gustaban las mujeres y me inflaba a colacaos…no, si hay vicios que nunca se dejan del todo).
Y el otro día como entonces, me sentí feliz de volver a oler el queroseno, ese aroma inolvidable que siempre acompaña a la aventura y precede a los desconocido…
Pues eso, que volé en un Hércules, pero ésta vez, en lugar de ir en la perrera, lugar al que se empeñan en mandarme una y otra vez, fui en cabina con un amigo que me quiso enseñar porqué se hizo piloto, y por qué, a pesar de tantos años pilotando, sigue siendo feliz cada día que vuela sobre el desierto.
Y ésto es sólo una muestra, que yo aquella noche no dormí de la excitación ( por el vuelo)
Muchas gracias Omar por este regalo, pero has creado un monstruo, porque ya estoy deseando repetirlo, y tengo muchos planes…
Impresionantes fotografías, no me extraña tu excitación, pocos tienen esa oportunidad.
Y mas vuelos que tengo previstos a corto plazo, ya veréis que fotos voy a ir descargando.
Echaba de menos tus post, hace poco entré y encontré el blog en ruinas, creí que te habían entrado okupas
Bienvenido
Pues no te preocupes que pienso volver al blog, tengo viajes por Benin, Togo, Burkina, Tanzania, Marruecos…pendientes de que os cuente sobre ellos
Flipante. Que belleza. Como te entiendo
Flipante. Que belleza. Como te entiendo.